El entusiasmo es una marca que impregna positivismo en cada oportunidad en que se presenta.
Es generador de una gran fuerza. Aquellos que lo accionan a pesar de todo, parecen tener una fuente interminable para mantener una vida dinámica, alegre y productiva.
Hay otros cuyos labios sólo balbucean el aspecto negativo de las cosas, malogrando cada momento. Dicen ser realistas y objetivos en su visión del mundo y así contagian su pesimismo.
Pero de qué vale ser realistas hundidos en el pesimismo sin actuar, cuando esa realidad podemos enfrentarla y luchar así contra lo nocivo que nos ataca.
Es importante siempre encontrarse con aquellos esperándote con una sonrisa e indicándote que la derrota no es sino el comienzo de una nueva actividad.
Así como el pesimismo se contagia, el entusiasmo también con la diferencia que uno crea apatía y el otro intensidad y ganas.
Pero claro, cada uno elige su camino, no todos van a ser optimistas o pesimistas.